Que el ejército peruano haya abatido hace unos días a una decena de senderistas en Junín solo nos trae malos recuerdos. Es un retorno a un pasado que no queremos volver a vivir, cuando éramos presa del terrorismo, que asesinaba a militares y las fuerzas del orden tenían que verse en la obligación de defenderse, con muertos en ambos bandos. 50 mil huérfanos fue el resultado y ahora sumamos, en nuestras tierras, otra decena más.
No queremos que esto se repita. Este no puede ser ni el futuro de Junín ni del Perú. Ni en este, ni los Gobiernos anteriores han tomado las medidas para protegernos del terrorismo. Nuevamente pagaremos los peruanos invisibles la inoperancia de nuestros políticos. Somos nosotros los que realmente sufrimos con el terrorismo, ellos tienen el futuro asegurado. Los que tendremos que criar a nuestros hijos en medio de fusiles y atentados seremos los juninos.
No podemos permitir que esto se repita. No hay manera de que esto nos ponga contentos, ni que nos enorgullezca. Busquemos a alguien que acabe con la violencia de raíz y cumpla con acabar con el terrorismo. Dejemos el ofertón del político de turno de lado, estamos abandonados y tenemos que actuar antes de que sea tarde.
