Si bien muchas madres sufren con la pérdida de sus hijos en manos de la delincuencia, otras madres incitan a los propios a “mantener el negocio familiar”, haciendo de esto un círculo vicioso que se ve interrumpido solo por la muerte y enfrentamiento entre bandas.
En lugar de enseñarle valores, una mujer adiestra a su hijo de unos 9 años para que robe un mercado de Huancayo. En los jirones Atahualpa y Cajamarca, se vivió el indignante episodio, que quedó registrado en las cámaras de seguridad de un comercio de venta de refrescos y golosinas.
Una fémina de unos 35 años le enseña a robar a su propio hijo, menor de edad quien coge una cartera donde había 300 soles y documentos para luego esconderla en el bolso que la mala madre le entrega sigilosa. En menos de dos minutos, madre e hijo consuman el hurto y se retiran raudos.
En Huancayo, como en todo el Perú, el alto grado de inseguridad generado por la violencia y la delincuencia obstaculiza el crecimiento económico y la reducción de la pobreza. Sin embargo, cuando se intentan crear planes para combatir la delincuencia, ni siquiera se cuenta con cifras actualizadas.
Ya es común ver y escuchar como apuñalan, disparan o matan pequeños jóvenes adiestrados para el crimen, pero es momento de atacar a los formadores de estos jóvenes, porque alguien los llevó por ese camino y muchas veces fueron los mismos núcleos familiares.
Nuestro futuro se está criando con el peor ejemplo de todos. Debemos preocuparnos. Es urgente.