Protestas dispersas y sin dirección: Dina no es el problema central

Miles de maestros marcharon desde el estadio Mariscal Castilla exigiendo mejoras salariales. El paro nacional del magisterio sólo tuvo eco en Junín. Las pancartas pedían inversión en infraestructura y 6% del PBI para educación.

El problema no es la legitimidad de los reclamos. El sistema educativo está en ruinas. Lo que falla es el enfoque político. Entre demandas estructurales resurge el simplista «¡Fuera Dina!». Este grito es popular pero ineficaz. La renuncia presidencial no resolverá décadas de abandono educativo.

Esta desconexión afecta directamente a los estudiantes. Mientras se discute quién ocupa el Palacio, los niños aprenden en aulas colapsadas. Profesores mal pagados. Infraestructura deplorable. El enfoque personalista de la protesta diluye la posibilidad de cambios reales en la educación peruana.

Perú necesita una agenda unificada con reformas estructurales, no solo cambios de rostros. Continuar con protestas dispersas y sin articulación nacional solo garantiza que nada cambiará. Aunque Dina se fuera mañana, el sistema que generó la crisis educativa seguiría intacto y en las mismas manos de siempre.