En el Perú, miles de organizaciones no gubernamentales (ONG) operan sin que exista claridad sobre cómo se financian y en qué se gastan los recursos que reciben. Mientras tanto, emprendedores, empresas y ciudadanos están obligados a cumplir con estrictas normas de transparencia frente a la Sunat, los ministerios, las municipalidades y el sistema financiero. Esto genera una pregunta legítima: ¿por qué las ONG no están sujetas a las mismas reglas?
El debate se intensificó luego de que algunas de estas organizaciones, como Transparencia, emitieran comunicados oponiéndose a iniciativas legales que buscan obligarlas a transparentar sus ingresos y gastos. Por otro lado, la conocida ONG IDL, dirigida por Gustavo Gorriti, habría realizado un intenso lobby, incluso con actores internacionales, para presionar a congresistas peruanos a fin de bloquear la promulgación de una ley que exige a las ONG rendir cuentas sobre el origen y uso de sus fondos.
Esto ha generado preocupaciones, ya que el objetivo de muchas de estas organizaciones ha sido señalado como un intento de influir en el sistema judicial y los medios de comunicación del país. Además, existen denuncias sobre cientos o miles de ONG que actúan con agendas controvertidas, desde la desestabilización política hasta el adoctrinamiento ideológico, e incluso la difusión de mensajes relacionados con el terrorismo.
La ciudadanía se pregunta con razón:
¿Por qué los peruanos estamos obligados a justificar cada ingreso, mientras las ONG no?
¿Qué intereses están protegiendo al negarse a transparentar sus recursos?
Si defienden la democracia y la transparencia, ¿por qué no aplican estos principios a su propio funcionamiento?
La transparencia no debería ser una opción, sino una obligación para todos los actores que participan en la vida pública, especialmente en un momento en que la desconfianza hacia las instituciones está en aumento. Los peruanos merecen respuestas claras y un trato igualitario en cuanto a la rendición de cuentas. La democracia y la soberanía del país deben prevalecer sobre intereses particulares.